Comprueba lo que estás aprendiendo sobre los animales vertebrados
lunes, 29 de octubre de 2012
domingo, 21 de octubre de 2012
lunes, 15 de octubre de 2012
El aparato locomotor
Este pequeño vídeo puede servirte para reforzar las explicaciones y actividades de clase.
martes, 9 de octubre de 2012
¿Te gustaría ser un gigante en una isla de gente diminuta?
Un día de verano iba a montar en avión por primera vez. Nos dirigimos a las islas Bahamas.
Lo curioso es que sólo íbamos mis padres, mis hermanos y yo. Parecía un avión privado.
El vuelo no fue nada agradable y, al poco rato, nos encontramos en el agua. El piloto sacó una lancha hinchable y se marchó sin nosotros. Menos mal que las azafatas nos ayudaron a llegar a nado a una pequeña isla.
Estábamos descansando, cuando de repente oímos vocecitas muy agudas…Fue increíble, vimos unos hombrecitos del tamaño de un dedo. Estaban asustadísimos y nosotros también.
Yo sentí una curiosidad enorme y me acerqué a ellos. Se asustaron más todavía, pero los tranquilicé haciéndoles ver que éramos pacíficos. Entonces, nos acompañaron felices y sonrientes hacia donde se encontraba su rey.
Le contamos nuestra historia y nos invitaron a comer, pero era poquita cosa para nosotros, ya que ellos comían poca cantidad. De todas formas, nos la comimos igual. Después, visitamos sus casas, sin poder entrar en ellas claro…Era alucinante su forma de vivir.
Estuvimos un día entero con ellos y les dimos las gracias por todo. Mi hermana Aitana llamó con su móvil para que nos vinieran a recoger.
Creo que los hombrecitos nunca se olvidarán de nosotros…¡Ni nosotros de ellos!
Noa Gago Argüello
Lo curioso es que sólo íbamos mis padres, mis hermanos y yo. Parecía un avión privado.
El vuelo no fue nada agradable y, al poco rato, nos encontramos en el agua. El piloto sacó una lancha hinchable y se marchó sin nosotros. Menos mal que las azafatas nos ayudaron a llegar a nado a una pequeña isla.
Estábamos descansando, cuando de repente oímos vocecitas muy agudas…Fue increíble, vimos unos hombrecitos del tamaño de un dedo. Estaban asustadísimos y nosotros también.
Yo sentí una curiosidad enorme y me acerqué a ellos. Se asustaron más todavía, pero los tranquilicé haciéndoles ver que éramos pacíficos. Entonces, nos acompañaron felices y sonrientes hacia donde se encontraba su rey.
Le contamos nuestra historia y nos invitaron a comer, pero era poquita cosa para nosotros, ya que ellos comían poca cantidad. De todas formas, nos la comimos igual. Después, visitamos sus casas, sin poder entrar en ellas claro…Era alucinante su forma de vivir.
Estuvimos un día entero con ellos y les dimos las gracias por todo. Mi hermana Aitana llamó con su móvil para que nos vinieran a recoger.
Creo que los hombrecitos nunca se olvidarán de nosotros…¡Ni nosotros de ellos!
Noa Gago Argüello
¿Te gustaría ser un gigante en una isla de gente diminuta?
En cierta ocasión, mis padres y yo nos fuimos de vacaciones en un crucero rumbo a Hawai. A la hora de dormir, notamos unas turbulencias por lo cual nos dieron unos chalecos salvavidas. Todo acabó en un naufragio, pero tuvimos la suerte de llegar a una isla.
En ella había una especie de casitas de juguete y pensamos que estaría habitada. Buscamos por toda la isla pero no encontramos a nadie y, justo al llegar a la otra punta , vimos unos seres diminutos que pensaban que éramos gigantes.
Al verlos tan asustados les contamos que no debían tener miedo. Nos hicieron unas pruebas y, al descubrir que no les hacíamos daño, empezaron a tratarnos como a reyes, con muchísimo respeto.
Nos hacían gran cantidad de comida, incluso construían estatuas en nuestro honor… Se esforzaban muchísimo e intentaban que todo, casas y estatuas, fuera de nuestro tamaño…No paraban y si las casas que hacían eran pequeñas, las volvían a hacer.
Una noche pensamos que parecían unos esclavos, siempre trabajando para nosotros, así que les dejamos una nota que ponía:
“Queridos amigos, nos vamos porque creemos que os esforzáis demasiado. Tranquilos, estaremos bien. Los gigantes, nunca os olvidarán”.
Luego, escribimos en la arena S.O.S.
Al final, nos rescataron y nos llevaron a casa. Creo que fue lo mejor para nosotros y para ellos.
En ella había una especie de casitas de juguete y pensamos que estaría habitada. Buscamos por toda la isla pero no encontramos a nadie y, justo al llegar a la otra punta , vimos unos seres diminutos que pensaban que éramos gigantes.
Al verlos tan asustados les contamos que no debían tener miedo. Nos hicieron unas pruebas y, al descubrir que no les hacíamos daño, empezaron a tratarnos como a reyes, con muchísimo respeto.
Nos hacían gran cantidad de comida, incluso construían estatuas en nuestro honor… Se esforzaban muchísimo e intentaban que todo, casas y estatuas, fuera de nuestro tamaño…No paraban y si las casas que hacían eran pequeñas, las volvían a hacer.
Una noche pensamos que parecían unos esclavos, siempre trabajando para nosotros, así que les dejamos una nota que ponía:
“Queridos amigos, nos vamos porque creemos que os esforzáis demasiado. Tranquilos, estaremos bien. Los gigantes, nunca os olvidarán”.
Luego, escribimos en la arena S.O.S.
Al final, nos rescataron y nos llevaron a casa. Creo que fue lo mejor para nosotros y para ellos.
Estela Cao Gago
domingo, 7 de octubre de 2012
Los deseados del señor Poss
Finalizamos la lectura sorprendidos e intrigados. ¿Qué serían los "deseados"? ¿Que vendía realmente el señor Poss? Lucía Prol echó a volar su imaginación.
No podía soportar la curiosidad. Tenía tan buena pinta eso de los deseados que estaba impaciente por saber lo que era. Pensé y pensé a ver lo que era y llegué a la conclusión de que podían ser objetos de adorno que a la gente tanto gustan, o tal vez serían figuras artesanales para decorar la casa o tan solo juguetes infantiles.Entonces entré en la tienda a mirar qué había y efectivamente me encontré lo que había pensado: tenían objetos artesanales, trenes de madera, lámparas hechas en tela y madera y hasta hórreos diminutos. Entonces me fijé en un llamativo tiovivo situado al fondo: tenía un colorido espectacular y no pude resistirme a comprarlo.
Lucía Prol Noya
No podía soportar la curiosidad. Tenía tan buena pinta eso de los deseados que estaba impaciente por saber lo que era. Pensé y pensé a ver lo que era y llegué a la conclusión de que podían ser objetos de adorno que a la gente tanto gustan, o tal vez serían figuras artesanales para decorar la casa o tan solo juguetes infantiles.Entonces entré en la tienda a mirar qué había y efectivamente me encontré lo que había pensado: tenían objetos artesanales, trenes de madera, lámparas hechas en tela y madera y hasta hórreos diminutos. Entonces me fijé en un llamativo tiovivo situado al fondo: tenía un colorido espectacular y no pude resistirme a comprarlo.
Lucía Prol Noya
viernes, 5 de octubre de 2012
Mi desayuno en Liliput
Tratábamos de imaginarnos cómo sería nuestra vida en un país como Liliput. ¿Qué sucedería si una mañana cualquiera nos despertásemos con mucha hambre en un lugar desconocido? Marina lo vio así:
"Abrí los ojos y me encontré rodeado de seres diminutos, que se asustaron mucho al oír mis tripas. Luego me ofrecieron un rico desayuno. Eran un montón de frutas y quedaron impresionados al ver todo lo que podía comer. Reunieron todas las vacas que pudieron y consiguieron un vaso de leche recién ordeñada. Estaba muy rico. Luego pusieron a mi disposición cuatrocientas vacas y un enorme palacio muy bien hecho. ¡Mi desayuno fue fantástico!"
Marina García Rincón
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