A partir de la lectura de la sonatina de Rubén Darío, acordamos "jugar" a descubrir el motivo de la tristeza de la princesa. Para ello había que contar con algún poder añadido y decidimos transformarnos en magos.
"Mi nombre es ________ y soy la maga más poderosa de la comarca. He recibido el encargo de solucionar un problema en el castillo y me dirijo hacia allá". Así comenzaba cada pequeño relato. Veamos cómo continuaron tres de ellos:
"Mi nombre es ________ y soy la maga más poderosa de la comarca. He recibido el encargo de solucionar un problema en el castillo y me dirijo hacia allá". Así comenzaba cada pequeño relato. Veamos cómo continuaron tres de ellos:
El rey Arturo y la reina Diamante me han encargado resolver el secuestro de la princesa Kala. Acabo de llegar al castillo donde me han informado del secuestro, así que en un "abracadabra" y un "plitipliplás" estábamos en mi guarida, "la gran cueva", decorada con la mayoría de los objetos mágicos que existen en la tierra. Mi ayudante, Luna, trajo una caja dorada que contenía mi bola mágica. Moví la varita unas cuantas veces pronunciando las siguientes palabras:
"Muéstrame a la princesa secuestrada,
que tanto añora su casa".
En un instante apareció una imagen de la princesa. Se encontraba en los calabozos de su malvado tío, el brujo Agustín. Los reyes estaban contemplando a su bella hija, su triste hija...
Por la puerta entró un mensajero, que evidentemente traía un mensaje. Lo colocó en una mesa cercana a la entrada y se fue sin saludar ni despedirse. Mientras nosotros leíamos el mensaje, la princesa seguía esperando su rescate. El mensaje decía: "Se espera un rescate de 900.000 euros si queréis volver a ver a vuestra hija..."
Los reyes pagaron lo que debían para el rescate de la princesa y por primera vez se sintió muy a gusto con sus padres, el rey y la reina. El motivo por el que la princesa estaba triste era porque se sentía sola, sin hermanos, sin mascota, y sus padres estaban siempre muy ocupados con sus obligaciones reales. ¡A veces es mejor ser una niña normal que una princesa!
MARINA GARCÍA RINCÓN
"Muéstrame a la princesa secuestrada,
que tanto añora su casa".
En un instante apareció una imagen de la princesa. Se encontraba en los calabozos de su malvado tío, el brujo Agustín. Los reyes estaban contemplando a su bella hija, su triste hija...
Por la puerta entró un mensajero, que evidentemente traía un mensaje. Lo colocó en una mesa cercana a la entrada y se fue sin saludar ni despedirse. Mientras nosotros leíamos el mensaje, la princesa seguía esperando su rescate. El mensaje decía: "Se espera un rescate de 900.000 euros si queréis volver a ver a vuestra hija..."
Los reyes pagaron lo que debían para el rescate de la princesa y por primera vez se sintió muy a gusto con sus padres, el rey y la reina. El motivo por el que la princesa estaba triste era porque se sentía sola, sin hermanos, sin mascota, y sus padres estaban siempre muy ocupados con sus obligaciones reales. ¡A veces es mejor ser una niña normal que una princesa!
MARINA GARCÍA RINCÓN
Nada más llegar, la reina Nerea me esperaba junto al rey Pablo y me dijeron que la princesa Sandra estaba muy triste. Ya no sabían qué hacer, pues habían contratado al bufón Ignacio y a los guardias Rodrigo, Samuel, Aarón y Ramón para proteger a la princesa de una bruja muy mala llamada Diamante.
Ramón y Rodrigo exploraron la zona y encontraron a la bruja Diamante. La arrestaron y la obligaron a deshacer el encantamiento de la princesa. Como Diamante se negaba, hice un encantamiento con las palabras "tristi titifús" y la princesa quedó muy contenta.
MARTA GARCÍA MARQUÉS
Ramón y Rodrigo exploraron la zona y encontraron a la bruja Diamante. La arrestaron y la obligaron a deshacer el encantamiento de la princesa. Como Diamante se negaba, hice un encantamiento con las palabras "tristi titifús" y la princesa quedó muy contenta.
MARTA GARCÍA MARQUÉS
Nada más llegar me encontré a la princesa llorando. Le pregunté cuál era su problema y ella me respondió simplemente que estaba disgustada. Para no entristecerla más le ofrecí dar una vuelta a caballo alrededor del río. Cuando la princesa se tranquilizó, nos sentamos junto a un roble a charlar. La bella dama me explicó que no sabía por qué lloraba y yo dije que algún motivo tendría para llorar, pero ella lo negaba con la cabeza.
Al anochecer, cuando la princesa se iba a la cama, fui a hablar con su madre. Le pregunté si podía entrevistar a los trabajadores del palacio y ella me respondió que sí. Pregunté a la costurera y dijo que no la había visto llorar así desde el año 1724, el lavandero contestó algo parecido y así sucesivamente.
Llegué a la conclusión de que la princesa estaba hechizada, así que decidí ir al bosque y coger estos ingredientes: ancas de rana, cola de ratón, caca de murciélago y agua cristalina del lago. Hice una pócima que la princesa se tomó y dejó de llorar al instante. ¡Se había solucionado el problema! "La princesa ya no está triste" -gritaban los ciudadanos. En aquel pueblo ya no había llantos y tristeza, sino alegría y felicidad.
LUCÍA PROL NOYA
Al anochecer, cuando la princesa se iba a la cama, fui a hablar con su madre. Le pregunté si podía entrevistar a los trabajadores del palacio y ella me respondió que sí. Pregunté a la costurera y dijo que no la había visto llorar así desde el año 1724, el lavandero contestó algo parecido y así sucesivamente.
Llegué a la conclusión de que la princesa estaba hechizada, así que decidí ir al bosque y coger estos ingredientes: ancas de rana, cola de ratón, caca de murciélago y agua cristalina del lago. Hice una pócima que la princesa se tomó y dejó de llorar al instante. ¡Se había solucionado el problema! "La princesa ya no está triste" -gritaban los ciudadanos. En aquel pueblo ya no había llantos y tristeza, sino alegría y felicidad.
LUCÍA PROL NOYA
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