Antón había tenido una semana para olvidar. Sabía que lo había hecho mal, pero le costaba mucho reconocer sus errores. Inicialmente le habían privado de visitar el Acuario y, aunque ya sabía que podría unirse a sus compañeros, también tenía claro que la sanción no se había esfumado. Por eso le preocupaba el final de la historia.
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