Román
siempre se sentía feliz en la playa de San Balandrán. Mientras observaba un
cormorán a través de sus prismáticos, recordaba que unos días antes había
realizado una brillante exposición sobre las aves de Salinas, que su profesor
había calificado como estupenda. Enfrascado en estos pensamientos, apenas pudo percibir
que, de repente, la única imagen que recibía a través de sus prismáticos era de
completa oscuridad; fundido a negro que dirían en el lenguaje cinematográfico.
Me ha gustado mucho, Román. ¡Está muy original!
ResponderEliminarRomán, la mejor historia de la semana. ¡Está genial y es de película, para estreno!
ResponderEliminarEstá genial, Antón. Es muy chula; me encanta.
ResponderEliminarLo habéis hecho genial los 3 ¡enhorabuena!
ResponderEliminar