martes, 27 de noviembre de 2012

El Lazarillo y el jarro de vino


En esta ocasión, Lázaro nos cuenta cómo se las ingeniaba para beber el vino al ciego y también la venganza del ciego al descubrir el engaño. 

Solía poner junto a él un jarro de vino cuando comíamos y yo rápidamente lo cogía y le daba “un par de besos callados” (un par de tragos) y lo dejaba en su sitio. Pero aquello duró poco porque se dio cuenta de que faltaba vino y ya nunca soltaba el jarro. Se me ocurrió entonces utilizar una paja larga de centeno que metía en la boca del jarro, de manera que podía chupara el vino procurando no hacer ruido para que no se enterara. Aquello duró algún tiempo pero el ciego se dio cuenta de que le faltaba vino y desde entonces colocaba su jarro entre las piernas y lo tapaba con la mano y así bebía seguro.
Viendo que aquel remedio de la paja ya no me valía, decidí hacer un agujero en el suelo del jarro y taparlo con cera y a la hora de la comida, fingiendo tener frío, me colocaba entre las piernas del ciego a calentarme en la lumbre que teníamos y al calor de ella se derretía la cera y comenzaba a caerme el vino en la boca, la cual yo de tal manera ponía que no se perdía ni una sola gota. De este modo, cuando el ciego iba a beber apenas había vino en el jarro.
- No diréis que lo bebo yo -le decía-, pues no soltáis el jarro de la mano.
El ciego no contestó, pero comenzó a palpar el jarro hasta que encontró el agujero, aunque disimuló como si no se hubiese enterado. Al día siguiente, estando yo disfrutando del vino que caía por el agujero del jarro, con mi cara puesta hacia el cielo, consideró el ciego que era el momento de vengarse y, alzando el jarro con sus dos manos, lo dejó caer sobre mi boca.
Yo que estaba descuidado y gozoso, verdaderamente me pareció que el cielo, con todo lo que en él hay, me había caído encima. Fue tal el golpe que perdí el sentido y el jarrazo tan grande, que los pedazos de él se me metieron por la cara, rompiéndomela por muchas partes y me rompió los dientes, sin los cuales hasta hoy en día me quedé.
El ciego me lavó con vino las roturas que con los pedazos del jarro me había hecho y sonriéndose decía:
- ¿Qué te parece, Lázaro? Lo que te enfermó te sana y da salud.

viernes, 23 de noviembre de 2012

"Viaje para comérselo"

El periodista Román Saiz Escrig nos ofrece su particular visión del viaje a Salas para visitar la fábrica de Danone y el obrador donde elaboran los "Carajitos del Profesor".

A las 9:30 partieron hacia la fábrica de Danone y llegaron a las 10:15. La visita duró una hora. A los niños les pusieron una ropa adecuada para entrar a la fábrica. A continuación les proyectaron un vídeo de cómo se hacía el Danone y cómo eran las cosas que hacían en leche Danone. La marca nació hace 93 años en Barcelona, en el año 1919.

Luego llegaron a la tienda "Carajitos del profesor". El inventor fue un profesor de música. Los carajitos están hechos de azúcar, clara de huevo y avellana. Se muelen las avellanas con un molino, se mezclan a mano los demás ingredientes y se meten en el horno. Luego les contaron que llevan 95 años haciéndolos.

"Viaje con yogures"

El pasado miércoles, 20 de noviembre, viajamos a la localidad de Salas. Allí visitamos la fábrica de Danone y el obrador donde elaboran los "Carajitos del Profesor". Aprovechando que viajaron con nosotros dos ilustres periodistas, hemos preferido que sean ellos quienes cuenten la crónica del viaje. La periodista Ana Izquierdo lo vio así:

Salimos del cole a las 9:30 horas y llegamos a la fábrica de Danone a las 10:15. Estuvimos allí una hora. Cuando llegamos nos vestimos con una bata y una redecilla y nos contaron que solo fabrican "danoninos" y flan de vainilla. También nos enteramos de que Isaac Carasso inventó el "danone" en 1919 en Barcelona. Primero se vendía en las farmacias porque se tomaba como una medicina, luego se empezó a vender en mercados.

Después fuimos a la fábrica de "Carajitos del profesor". Tardamos como cinco o diez minutos. Allí nos enseñaron que se llaman así porque los inventó un profesor y porque un extranjero le pedía un carajo y le pareció divertido. En esta ocasión no tuvimos que ponernos ningún traje y nos dieron un "carajito".


viernes, 16 de noviembre de 2012

El Lazarillo y el ciego salen de Salamanca


Salimos de Salamanca y llegando al puente, el ciego me mandó que me acercara al animal de piedra que tiene forma de toro y allí puesto, me dijo: 
- Lázaro, apoya el oído en este toro y oirás un gran ruido dentro de él. Yo acerqué la cabeza y, cuando sintió que la tenía sobre la piedra, cerró la mano y me dio un gran golpe contra el toro que más de tres días me duró el dolor y me dijo: 
- Necio, aprende que el mozo del ciego ha de saber un poco más que el diablo. Y rió mucho la burla.
Me pareció que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije para mí: «Verdad dice este, que tengo que estar atento y espabilar, pues estoy solo y debo pensar en valerme por mí mismo».

domingo, 11 de noviembre de 2012

El Lazarillo de Tormes

Surgió en el transcurso de una de las últimas clases de Lengua la historia del Lazarillo de Tormes y comentamos algunos de los episodios más conocidos. 

Lázaro nació en el río Tormes (río que pasa por la ciudad de Salamanca), de ahí su sobrenombre. Cuando tenía ocho años, su padre fue acusado de robar trigo en el molino donde trabajaba y condenado a partir en una expedición contra los moros en la que falleció. 
Lázaro y su madre se fueron a vivir a Salamanca, donde malvivían de lo poco que su madre ganaba cocinando y lavando la ropa de estudiantes y mozos de caballos. Su madre comenzó a tener relaciones con un mozo negro y al poco nació un hermano mulato. Poco después el mozo negro negro fue condenado por ladrón y quedaron otra vez solos.
Cuando Lázaro se hizo adolescente un ciego le pidió a su madre que le sirviera de guía. Su madre aceptó pensando que Lázaro viviría mejor con el ciego que con ella.
Y aquí comenzaría la primera aventura, que veremos en la próxima entrada.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Creamos poemas

La hormiga "Miga" y el elefante "Elefas" son los personajes en los que nos hemos inspirado para crear nuestros primeros poemas.



Un elefante grande y torpe
quería ser amigo de una hormiga,
pero no era fácil
¡qué quieres que te diga!
Lo intentaba todo
y nada le salía.
La hormiga se queda sola
y el elefante la buscaba todo el día

Hugo Toro Bereguiain


Conozco a unos amigos
una hormiga pícara trabajaba
y entre muchos vecinos
un gordo elefante la contemplaba.
Aunque no parezcan avenidos
ella era pequeña y él mucho pesaba,
fueron unos amigos definitivos
pues lo importante no era lo que les separaba.

Román Saiz Escrig

Un elefante grandullón,
con una pequeña hormiga.
El elefante con un gran corazón,
la hormiga de nombre Miga.
Se conocieron dándose un chapuzón.
El elefante buscaba una amiga
y la hormiga se enfadó un montón,
pero al final fue su amiga.

Lucía Menéndez Fernández
La verdadera amistad
es algo muy especial.
tener buenos amigos
es algo fenomenal.
Pasarlo bien con ellos
es lo más habitual.
Aunque seamos distintos,
la amistad es lo principal.
Antón Suárez Muñiz

Una hormiga trabajaba
y el elefante reía.
Se tiraron a la piscina y todo empapaba.
Al cine la hormiga salía
mientras el elefante cantaba
ella se reía con alegría.
El elefante un helado compraba
y a la hormiga sonreía.
Marina García Rincón
La hormiga Miga
tenía una amiga
que lo único que hacía
era que dormía.
No estudiaba ni desayunaba,
ni siquiera se duchaba.
Y cuando Miga iba a visitarla,
siempre se alegraba.
Bailaba hasta la madrugada
y nunca se cansaba.
Iria Fernández Sanz

Se tiró a la piscina
y sin agua dejó a Miga.
Elefas subió contento
¡pobre coche el de Miga!

A un helado invita
Elefas a la hormiga.
Solo por ser su amigo,
rio feliz la hormiga.
Lucía Prol Noya