jueves, 23 de enero de 2014

¡Vaya con el lobo!






¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

Párate o te enseño mi pistolita,
porque si lo hago te morirás de risita.

O, si no, llamo a mi tía Marisa,
que tiene colmillos y es pitonisa.

Da mucho miedo
y vive cerca de Oviedo.

Se acerca  la luna llena;
y, si te como, me doy la enhorabuena.

Lucas Leopoldo Crespo Konrad



¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

Te voy a zampar
y luego a masticar;
pero espero no vomitar.

Si te intentas escapar,
peor para ti será.

¡Mírame! Te tragaré
y si escapas,
te perseguiré.

¡Sí, tienes razón!
No tengo corazón.
Y si me enfadas,
te daré con un bastón.

En tu casa tienes miedo;
te comeré en Oviedo.

Luego, también a tu abuela he de zampar.
¡Su sabor es un error!
Pero, para zampar, ...
¡qué más da!
¡Ja, ja, ja!

¡Qué bistec!
¡Esto es oro!
No olvidaré a mi manada,
pues esta carne para mí,
es mi mayor tesoro.

Diogo Da Silva Rola






¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

Y, esa es la verdad,
pero a mí me da igual.
Yo soy el lobo feroz
y también el mejor.

Bueno, yo lo intentaré
y, si no, fracasaré.

Ahora que está despistada,
¿se está riendo a carcajadas?

Le voy a dar una lección:
¡la voy a asustar a mogollón!

¿Sabes que te odio, pillo lobillo?
Pues ahora sí lo sé,
pequeñita princesita.

Yo creo que voy a echar a correr.
O esperaré a tomar un tentempié.


Oye niña,
¿me estás tomando como un granujilla?
¡Puede que no, puede que sí!

Eso adivínalo con tu buen olfato.
Oye chiquilla,
me voy a abalanzar sobre ti y ...
¡Claro! Eres tan inteligente como un gato.

¡Ya basta, pequeña renacuaja!
¡Te voy a zampar y nadie te salvará!

¡Pues ahora sí!
Es el momento
de salir corriendo.

¡No importa!
¡Te alcanzaré!
¡Gané el concurso de rapidez!

Si quieres puedo ir a París
Y acabar delante de ti.

En fin, ...
Ahora te voy a zampar
y nadie se enterará.

Alfonso  Alba Maestre

miércoles, 15 de enero de 2014

Continuamos con el lobo

Este lobo da mucho juego. Todavía hay más.




¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

Le voy a dar una lección.
O rectifico, o …¡vaya marrón!

Si dice que no se ha asustado,
mejor que ande con cuidado;
porque del susto se le va a quedar olvidado.

Detrás de un arbusto se escondió,
y cuando menos se lo esperaba,…
¡buhh! ¡La asustó!

Hugo Martínez Cala







Oye, niña, no engañes,
que voy a hacer que te calles.
Oye niña, no te divertirías,
si te comiera esa sonrisita.

No te rías, no te rías,
que tú correrías.

Yo no soy bobo,
soy un lobo.

Tranquila niña, no te espantes;
que se te salen los alambres.

Si tú coges un coche,
te persigo con el remolque.

Si te vas con el bote,
te persigo con el avionzote.

Si te vas de crucero,
yo te cojo como un motero.

Cuando te escondes,
te persigo como un saltamontes.

Quítate esa capa,
que ya no te hace falta.

No salves a tu abuelita;
que me la como con patatitas.

¡No os escaparéis!
Con un poco de ayuda de Papá Noel,
en el Polo Norte
os comeré como a un bisonte.

De tu abuelita
se ocupará mi amiguita.
Y los zapatos,
para nuestras moñiguitas.

Aquí te dejo, aquí te dejo;
que se me pasa el cordero.

Estás a salvo, estás a salvo,
pues mañana te cogeré en un manto.

Iyán Dos Santos Ríos






¿Qué tontería he escuchado?
¡Si te hubieras asustado!

Te crees listilla,
pero eres pilla.

¡Que no soy bobo!
Soy un gran lobo.

Yo sé que doy miedo;
no me lo niegues, lo veo.

Tengo hambre, estoy hambriento.
Te comeré y me quedaré contento.

Llara Fernández Martín

lunes, 13 de enero de 2014

¿Y si Margarita no temiese al lobo?

Margarita no temía al lobo. Es más, estaba deseando encontrárselo para decirle tres o cuatro cosas.  Pero... ¿qué opinaría el lobo de esta situación?


¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

Le voy a dar un susto de muerte
y evitaré que tenga buena suerte.

El lobo raptó a Margarita,
que estaba muy preocupadita.

Ella gritó
y un leñador le escuchó.

Él corrió y corrió;
llegó a la caseta del lobo
y le disparó.

 Lucas San Nicolás Castro


¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

Yo soy el lobo feroz;
y también el más veloz.

Apuesto que la podría atrapar
sin gran esfuerzo realizar.

"Mira niña, ¡soy más rápido que tú!"

Al ver lo que me respondió,
un patatús casi me dio.

Se puso a correr sin parar;
¡que no la puedo alcanzar!

Como soy un lobo astuto,
me escondí tras un arbusto.

Despistada la pillé
y un buen susto le pegué.

De un bocado me la comí.
Apenas sin masticar.

Al poco rato pasó
que tenía malestar.

La barriga me dolía.
¡Hacía tanto que no comía!

En un vano intento
de hacerme el fuerte,
me caí al río
sin enterarme de lo siguiente.

Cuando el conocimiento recuperé
la tripa vacía noté.

En ella había una cicatriz
y para la niña, ¡un final feliz!

Estela Cao Gago


¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

Todo el mundo me tiene miedo;
con esta niña sorprendido me quedo.

¿Cómo haré para asustarle?
¿Darle voces en lugar de hablarle?

Quizás pegar un aullido,
fuerte como un estallido.

Mucha vergüenza me da
si no consigo asustarla ya.

Perderé mi credibilidad
si no consigo esta habilidad.

No sé si lo conseguiré,
y tampoco sé cómo la asustaré.

De solo pensar que me retiro,
prefiero que me peguen un tiro.

Pero aún así me voy
y no lo intento hoy.

¿Qué le diré a mi amigo?
¡Seguro que tampoco habría podido!

José Ángel Celorio Fernández


¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!
Si hubiera abierto mis grandes fauces,
hubieras huido en unos instantes.

Te hubiera asaltado,
después agarrado.
Te habría humillado,
y luego zampado.

Tengo un hambre insaciable,
y colmillos como sables.
Me comí a Caperucita,
y ahora a Margarita.

Adriana Álvarez Palacio


¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

Yo, un lobo feroz,
tengo fama de ser atroz.

No me gustaría estar en su lugar,
porque un buen banquete
me voy a pegar.

Yo, un lobito insolente,
se va a comer a una niña inocente.

Y su abuelita,
la pobrecita.

Su madre, asustada,
llamará al leñador con su hacha.

Pero yo escaparé,
¡y nunca volveré!

Lola Swearingen Guerra

 


¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

¿Cómo que se iba a divertir y a reír?
Si me ve, me va a oír.

Será verdad que yo soy un lobo,
pero no seré un tonto.

Ya me sé el cuento demasiado
y cuando lo escucho me desmayo.

¡Ay la pobre Margarita!
No sabe que soy un flautista.

Sí; la flauta yo toco,
pero muy poco.

Yo seré un lobo feroz,
pero me gusta comer arroz.

Y yo me despido
con mucho respiro.

Ingrid Garcez Ribeiro


¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

Pero yo me la habría tragado
si no me hubiese pillado.

Si la niña fuese tonta,
me la comería de una torta.

Pensé que mi excusa tragaría
Y así yo me la comería.

Pero como la excusa no ha calado
y yo no tengo ni un centavo,
¡me quedo mal alimentado!

No hay ni un bocadillo
para este pobrecillo.

Eva Álvarez Mendoza


¡Qué tontería he escuchado!
¡Dice que no se habría asustado!

¡Si me la hubiera encontrado,
a Margarita me hubiera merendado!

Tiene que tener cuidado.
¡Mañana estaré vigilando!

Si su abuela la manda a un recado,
la esperaré agachado
¡Y me la zamparé de un bocado!

Alba Fernández García


EL LOBITO AMADO

Un día de verano
el lobo se fue a comer muy temprano, ...

Se encontró a una niña enana,
tan enana como aquella xana.

Se la iba a comer de un bocado, ...
¡pero se sintió paralizado!

La niña le sonreía y llamaba,
con una amabilidad que entusiasmaba.

¿Cómo te llamas lobito?,
-le dijo muy despacito-.

El lobo estaba halagado,
pues nunca nadie le había amado.

Se hicieron inseparables,
y fueron a ver "Los Miserables".

Noa Gago Argüello


¡Qué tontería has dicho!
Mira que eres bicho.

¡Que no te engaño!
Este es mi mejor año.

Soy un buen actor.
Y también un buen pintor.

Me pareceré a tu abuela,
y con ella me haré una cazuela.

Si no te parece suficiente,
ya verás en el cuento siguiente.

Soy un lobo de buen diente
y me gusta comer gente.

Me esforzaré para engañarte,
porque para eso tengo arte.

Vete tranquila por el sendero,
y ya verás, que te espero.

Esperaré que te caiga un diente;
debajo de tu almohada quedará pendiente.

Y cuando menos te lo esperes,
aparecerá el Ratón Pérez.

Lucía Arburu Rodríguez